sábado, 10 de septiembre de 2011

Tierra Árida


Últimamente he pensado mucho en el significado que tienen en mi trabajo ciertos elementos geométricos: círculos, cuadrados, triángulos y algunas formas simbólicas colocadas rítmicamente y la repetición de estos dentro de mis imágenes, dispersas en el espacio de la tela como un astrónomo traza constelaciones en el cosmos.


            Hablo de la presencia de la Luna principalmente, que en mi trabajo más reciente es la protagonista más importante, rascar el territorio de misterio que tiene ese lado femenino y nostálgico que se envuelve en un circulo cortado con 2 puntas y que nos habla de luz nocturna  y de  lejanía. Será porque he querido adherirme al mismo nombre tan antiguo que tiene la palabra México ( meztli-xico) que traducido al español sería algo como decir  “en el ombligo de la luna”


            Refiriéndome al trabajo con el color, las pastas y las texturas he vuelto los ojos más al uso del tono como vibración: como campanas tocando a diferentes intervalos, facetando el espacio con aspas o formas triangulares a modo de puntas filosas envuelvo a mis personajes en una tierra espinada y delimitada por estas estrellas invisibles. Es tanto como estar en el centro de una nopalera gigante o un valle de magueyes: México o este pedazo de tierra de donde sale toda mi pintura es una tierra árida y espinosa, es para decirlo en pocas palabras, una cactácea abierta.

           


      Cuando comienzo un cuadro todo es caos. Pigmentos goteando, salpicando. Rasgo con clavos y puntas. Con navajas voy cortando, haciendo surcos, delimitando las formas; mientras la pasta esta húmeda y fresca puedo trabajar en este lodo, en este caótico momento de creación del rompecabezas.

            En una segunda etapa viene la sequedad. Arena y pastas que secan casi al instante. Delimito así las áreas de color, hermano colores, dejo  que se toquen, que se den la mano, y salen otros tonos, familias de tonos y colores contrastantes. Vienen después las sombras, la oscura manera de remarcar las siluetas y las formas se vuelven signos gráficos.

            En la etapa final tomo el pincel más fino, delineo suavemente el contorno de todo lo que necesito que sea ordenadamente simple, dibujando como cuando un niño dibuja en la pizarra de el salón.
           




       Así es que mi trabajo termina de la misma manera en que el de otros comienza, con la línea dibujando las formas, los árboles, los cuerpos, los rostros, los perfiles que tanto me agradan. Es este perfil del que me he sostenido de manera obsesiva para hablar en mi discurso plástico y que es una palabra, un perfil que todos reconocemos y que nos quiere hablar de esas voces muy antiguas, esas voces pequeñitas que quieren seguir diciéndonos , al oído, susurrándonos que hay una raíz tan pero tan profunda,  que esta debajo de nosotros y quizá se levanta tan alto como cuando alzamos la mirada a las estrellas.


                                               Desde la tierra árida y la lluvia de espinas, mayo 2011

                                                                                  Paz y sabiduría, 
     DAVID GUTIERREZ


 Lunario I
Oleo / tela / cartón
28 x 36 cm
2011



Obra reciente: Los vuelos de Ikarus


Los vuelos de Icarus
David Gutiérrez
100 x 100 cm
oleo s/ tela
2011